Comunicación Social | Universidad Mariana | ISSN- 2981-3832
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CARTAS DE AMOR
CARTAS DE AMOR

HUELLAS IMBORRABLES

Por: María Paula Mejía |Arte: María Paula Mejía

Mi querido emperador: 

Seguro te preguntas cómo estoy. Esta semana te he pensado mucho. Hace ya 3 meses que la muerte nos separó y qué difícil es acostumbrarse. La abuelita está bien. Te extraña un montón y siempre te manda flores los fines de semana. La mami extraña verte en sus cobijas a las 6 p.m. mientras miraba series, e incluso el papá extraña no verte al llegar de trabajar. En cuanto a mí, detesto verme sola en las noches. Aún busco alguien que me caliente los pies en la cama o que me levante a las 2 a.m. para que te acomodes a mi lado. Tú hermanito, por otra parte, está muy grande y hace un excelente trabajo sacándonos sonrisas. Seguro que, aunque no convivieron mucho, él también te extraña.

Aún recuerdo la primera vez que te dormiste a mi lado. Mis padres no estaban de acuerdo con que el perro estuviera en la cama, pero no me importó. Tenerte a mi lado me hacía la persona más feliz de esta tierra. De esta forma creamos una tradición entre nosotros. Cada noche me pedías subirte a mi cama, te robaste mi almohada o te dormías a un costado. Tenía envidia de lo cómodo que te veías al dormir desparramado como una alfombra, o lo calentito que estabas como un croissant recién hecho. 

Hoy recuerdo tus días con alegría y algo de arrepentimiento. 15 años juntos me hicieron acostumbrarme a tu presencia y di tu amor por hecho. La primera vez que creí perderte sentí un hueco oscuro y me puse a pensar en qué haría si algún día te perdía. A inicios de abril del 2023 tuve un sueño extraño y no lo recuerdo con mucha exactitud, pero sí que el mes de mayo sería el último que estaríamos juntos. Ese día te compré tus galletas favoritas. Y efectivamente, así pasó. El 8 de mayo nos dejaste. Fue muy rápido y no pude despedirme como quería. En realidad, ni siquiera quería despedirme.

“Es parte de la vida hermana, el dolor no se quita, solo lo aprendes a sobrellevar”. Eso me dijo mi hermano David, que hace un año había perdido a su gata y que, al igual que tú y yo, eran mejores amigos y no podían imaginar una vida separados. De pequeña soñaba con ir a Italia vestida como una de esas hermosas señoras de la alta sociedad, con labios rojos y con el perro a su lado. Puede que suene banal, pero nunca me imagine no poder caminar contigo adonde quiera que vaya. Quería hacer un comic acerca de tus locuras y aventuras juntos. Hoy apenas puedo dibujar tu nariz. Tal vez la escritura me ayude a guardar esos recuerdos, pues es más fácil no pensar que te tengo en mi regazo mientras dibujo y más fácil el hecho de no buscar tus fotos para retratarte tal y como eras. Tal vez en el futuro pueda retomar ese plan cuando la herida que tengo sea un poco más pequeña.

Con amor, María Paula

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EN EL ABRAZO DEL TIEMPO

Por: Gabriel Estupiñan

Quiero comenzar expresándote cómo han sido mis últimos días, llenos de emociones y pensamientos que giran en torno a ti. En esa última semana, cada uno de los momentos ha sido el mejor de mi vida. La forma en que nuestras conversaciones fluyen con naturalidad y cómo compartimos risas me hace sentir increíblemente conectado contigo. Cada instante a tu lado se convierte en una nueva experiencia y no puedo evitar recordar cada gesto cariñoso y cada mirada que compartimos.

Ese día en especial me hizo sentir verdaderamente lo que somos. Todo comenzó con una salida de amigos y quién iba pensar que lo que teníamos planeado se dio tal cual como lo imaginamos. Fuimos a esa fiesta con ansias de pasar toda la noche juntos, bailar, reír y conocernos más. Aún recuerdo tu sonrisa, tu voz suave y la forma cómo nos mirábamos en ocasiones sin decir una sola palabra. Tampoco hace falta recordar todo lo que pasó, aunque seguramente es algo que nunca olvidaremos. A partir de ese día, nuestra vida fue una gran aventura.

a pesar de los malos momentos te sigo queriendo como te conocí desde el principio y también extraño cómo eras conmigo. Nos hemos alejado, pero podré verte de nuevo y la confianza seguirá intacta. Tal vez siempre seguiré sintiendo esa atracción hacia ti.

Espero con ansias las vacaciones nuevamente ¿Recuerdas?, planeamos muchas cosas y nos emocionamos hablando sobre lo que haremos.

Atentamente y con amor, Gabriel.

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UNA SINFONÍA DE DIMENSIONES

Por: Isabella Santamaría

En el vasto y enigmático lienzo del universo, me encuentro como Isabella Santamaría, una adolescente atrapada en la encrucijada entre la búsqueda de su destino y la desorientación que envuelve su camino. Cada paso que doy es una afirmación de mi pasión ardiente por descifrar los enigmas de este mundo, pero siento que las respuestas son evasivas, escapando de mis dedos como arena fina.

Mi corazón arde con la convicción de que el mundo que habitamos es apenas una fracción de lo que abarca la existencia. Mi mente se sumerge en abismos profundos, persiguiendo la comprensión de realidades ocultas y dimensiones desconocidas. Veo más allá de las capas superficiales y me resisto a aceptar las verdades convencionales que la sociedad intenta imponer. Estoy en constante lucha contra los paradigmas establecidos, rechazando las limitaciones que intentan moldear mi identidad.

Mi obstinación y prepotencia son el reflejo de mi deseo inquebrantable de forjar un camino único y auténtico en este laberinto de posibilidades. Si bien puedo parecer terca en mi enfoque, en mi corazón late la pasión por explorar los rincones más profundos de mi ser y del mundo que me rodea. Mi voluntad es como un faro en la noche, guiándome a través de la oscuridad de la incertidumbre hacia un destino que todavía no puedo discernir claramente.

Sin embargo, bajo el brillo aparente de mi determinación, lucho una batalla interna silenciosa. La salud mental es mi compañera constante, una sombra que oscurece mis días y me desafía en cada paso que doy. A pesar de mis esfuerzos por mantenerme firme, hay momentos en los que siento que las olas de la ansiedad y la tristeza amenazan con arrastrarme. Es en esos momentos que busco la fortaleza en mi pasión, en mi búsqueda de respuestas con el apoyo de aquellos que me rodean.

En última instancia, soy Isabella Santamaría, una obra en progreso en el lienzo de la vida. Mi viaje está lleno de giros y vueltas, desafíos y triunfos, y a pesar de los obstáculos que enfrento, sigo adelante con la esperanza de que algún día encontraré el sentido en medio de la confusión y descubriré la verdadera esencia de mi ser en este vasto y enigmático universo.

Isabella Santamaría.

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CARTA A UNA DESCONOCIDA

Por: David Alejandro Gómez |Arte: María Paula Mejía

Caminaba un domingo al caer la noche y la vi. Era la desconocida más hermosa que había visto, pero había algo diferente en ella. Me sabía su nombre completo, color favorito, la fecha de su nacimiento, su canción favorita. Conocía a su familia, incluso lo que le gustaba y aún más lo que le repudia. Sabía además que la luna en cuarto creciente le gusta tanto como a mí, aunque ahora ya no sea nuestra luna. Al fin de cuentas, ahora es una desconocida más.

Al mirar sus ojos sentí que mi corazón cesó sus pulsaciones por tres infinitos segundos y mi alma quedó paralizada. No podía permitir que ella lo notara, así que solo sonreí, volví a mirar el cielo que se pintaba de violeta, tragué saliva y seguí mi camino con mil palabras por decir.

Seguí mi camino, pero aún con mil palabras divagando en mi mente: «Ven, quédate un momento más, porque, aunque pueda vivir sin ti, no quiero. Ven, necesito tus abrazos en mis noches que aun con diez cobijas, siento el frío de la soledad. Ven porque tengo mil dudas y ninguna se resuelve. Por lo menos dime cuál fue la causa de tu partida, por qué me quieres como un desconocido cuando incluso horas antes de tu último mensaje escribías que nuestra relación era tu mundo. 

No te entiendo y siento que nunca lo haré, pero de una u otra forma me alegra que mi ausencia te dé la paz que mi amor no pudo. Aunque te diga mil veces que vengas, sé que no lo harás y no quiero que cambies de opinión. Quizá aprendí a ser yo. Yo después de ti. Ahora me está gustando el frío o tal vez me está gustando estar solo. Quiero pensar lo primero. 

Tal vez el mundo que solías mencionar solo tenía 52.570 horas. El infinito que prometías duró muy poco y la eternidad que prometiste amarme jamás sucedió, o al menos no en esta línea de tiempo.

Yo estoy bien. Mi presentimiento desde hace mucho siempre termina siendo verdad, aunque no lo quería creer. Últimamente sentía que te irías y justamente fue de la manera en que imaginaba, así que inconscientemente estaba preparado para eso.

Entrar al lugar en donde mil recuerdos vuelven fue y será lo peor de cada día. ¡Y pensar que todo eso lo causa una desconocida más!

Ya son las tres, casi las cuatro de la madrugada y la pregunta que siempre estará, vuelve: ¿Es tan fácil dejar ir a quien amas?

David.

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¡QUÉ LOCA ESTA VUELTA !

Por: Jairo Andrés Jossa

Hola linda:

Te quiero contar que he tenido muchos pensamientos que me mantienen siempre maquinando mi cabeza. En algunos momentos, he sentido cosas muy chimbas ¿Sabes? La música, la movie y mi último show fuera de la ciudad me volvieron a motivar mucho porque últimamente estaba como azarado por tanta cuestión que había sucedido en mi vida y en algunos momentos quería tirar la toalla por ese sueño que sabes que amo tanto, pero que a veces es complicado.

Sabes que siempre he sido loco y sincero, y por más que no creas en todo lo que digo, recuerdo siempre tus risas de cada tontera que yo decía para alegrarte los pocos minutos y días que pasamos juntos. El tiempo pasa tan rápido que ya ni sé en qué momento fue cuando tu mamá ya no te regañaba por salir conmigo. Se olvidó total de todo lo que yo hice aquella vez en tu fiesta de grado y empezó a quererme y a confiar cada vez que estamos juntos.

No hay mucho que pensar. Sé que no salgo de tu cabeza y lo sabes bien, y te la pasas viendo mis redes sociales siempre desde otros perfiles tratando de llevar todo bien. Solo sé que la última vez quedamos muy disgustados y desde ese momento no volvimos a hablar ni a preguntar por el día a día de cada uno. Solo quisiera que sepas que todas las demás siempre fueron regulares, porque siempre fuiste mi mejor fanática y yo tu artista, como la radio con su hit mundial, como el rapero con su mejor pista.

No me arrepiento absolutamente de nada, ¿sabes? Si me siento solo voy escuchando siempre tu voz, vaya donde vaya, y puedo dejar atrás tantas cosas para algún día volverte a ver. Te digo que te quiero, y no me preguntes por qué. Sé que también estoy esperando con ansias que llegue el día para vernos frente a frente y reírnos de todo. No sé por qué a veces me da risa todo esto, pero simplemente solo nosotros sabemos lo que pasó, y lo que pronto pasará.

Jexei.

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Por: Marlon Castro

Esta semana me sentí cansado. Siempre que llego del municipio de Ancuya a Pasto, me siento enfermo. Se extraña el fin de semana cuando conversamos de historias de cuando era joven y recorría los caminos ancuyanos, esas charlas que me alivian el alma y me hacen pensar que todo está bien en esta vida. Pero al llegar nuevamente a la ciudad, veo que no es así. 

Recuerdo cuando era niño y solíamos salir a caminar y ver pajaritos. Esas salidas que todas las tardes usted, abuelita, las tomaba como terapia y descanso del arduo trabajo que como docente le implicaba a su cuerpo. Las salidas eran hermosas. Ver pajaritos, salir al Pescadillo, una chorrera natural donde me contaba historias sobre el duende y las cosas que le hacían sentir la naturaleza.

Hoy en día puedo ver cómo han cambiado las cosas, pero usted, abuelita, sigue con esa sonrisa que me lleva a la niñez, a sentir que vuelvo a casa junto a ti, y ver que puedo seguir charlando sobre historias, incluyendo las mías. Eso la hace feliz, porque puedo ver en sus ojos la ilusión que le hace verme volver a casa con aprendizajes nuevos sobre los que seguramente charlaremos por horas. 

Abuelita: quisiera que no me faltes nunca, pero sé que eso no es posible. Me gustaría seguir saliendo a caminar, charlar y aprender de ti como lo he estado haciendo durante años. Tienes mucho que enseñarme aún y espero que la vida y el tiempo nos premie. Quiero aprovechar los bellos momentos que a tu lado puedo sentir.

Marlon.

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COINCIDENCIAS QUE HACEN RELUCIR La MAGIA

Por: Maria Camila Moncayo |Arte: María Paula Mejía

Si hay algo que anhelo con frecuencia son aquellos instantes en los que podía simplemente despertar temprano y pasar horas junto a las personas que más amaba. Ahora mi vida se ha vuelto un poco más ajetreada. Me siento cansada con más facilidad. Incluso, por muy cansada que pueda estar, me gusta vivir estos días porque me lleno de aprendizajes que me ayudarán en mi camino.

Creo que hay cosas cotidianas que en cierto instante de la vida se vuelven profundamente preciosas y marcan una diferencia entre toda la normalidad que rige al mundo. Ustedes aparecieron para hacer que mis días se volvieran una fábrica de recuerdos vividos, todos los días diferentes, cada uno lleno de algo para atesorar. Creo que uno de mis recuerdos más preciados junto a ustedes es cuando hicimos el picnic en la casa de María. Preparamos un montón de comida, hablamos sobre aquellas cosas que atormentaban nuestra mente y escuchamos las canciones de nuestros artistas favoritos. Por esas fechas, mi mente estaba rodeada de emociones negativas. así que, estar junto a ustedes ese día, me dio la certeza de que todo estaría bien. Su compañía fue como una mantita para el corazón.

Es curioso que siempre que pienso en ustedes, sean las historias más llenas de amor las que llegan a mi mente. Es por eso que ustedes significan un lugar seguro. Su amistad me hace sentir que por mucho que el tiempo pase y el mundo cambie, no hay nada que pueda cambiar lo mucho que las aprecio.

Espero que siempre estén sanas y felices. Sé que han sido días pesados. Solo cada una sabe cómo y de qué manera las está afectando esa situación. Espero que no minimicen su dolor. Siempre recuerden que ustedes son todo aquello mágico para mí. Y nunca olviden que cuando necesiten hablar con alguien, ahí estaré.

Con amor, María Camila.

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Por: Sara Mejía

No sé qué sentir en este momento. Después de tanto tiempo tengo claro que ya no estuvimos, ni estaremos. Me prometí soltarte y alejarme, aun sabiendo que no voy a olvidar que convertiste aquellos pequeños momentos en grandes recuerdos que me persiguen desde que me enamoré de ti cuando éramos tan solo unos niños. Jamás podría negar el amor que sentía por ti, porque sobrepasaba mi alma y mis pensamientos. Tu presencia me provocaba una sensación tan increíble que no creo volver a sentir algo igual en mi vida.

Odiaba amarte. No puedo borrar de mi mente la última vez que nos vimos; ese día yo sabía que era la última vez. Quise decirte todo lo que sentía, pero mi orgullo me frenaba. Cuando me bajé del auto en el que íbamos, no sentía el impulso para hacerlo, sino que tuvo que pasar un par de minutos para que recordara una frase que en algún punto escuché: “más vale arrepentirse de lo que se hizo, que de lo que no se hizo”. Entonces era tarde, ya habías encendido el auto, ya te habías ido; ahí fue que desarrollé el impulso que por 4 años no se manifestó. Así que corrí y corrí detrás de ti esperando que frenaras y así tener la oportunidad de decir: “te amo». Es gracioso porque eso solo pasa en las novelas. En nuestra realidad, existe la noche, las luces de los autos que encandilan la vista y el peligro que corre de prisa. Te perdiste de mi vista. Mis ojos se llenaron de lágrimas y me quedé tragándome las palabras y ahogándome en ellas. Estaba esperando el momento correcto ¿Cuándo? Ese era el misterio. Nunca se sabe cuándo es el momento correcto hasta que nos damos cuenta de que lo estamos viviendo. Mi alma estaba en un trance y el dolor parecía ser eterno. Mis párpados pesaban y me era demasiado agotador fingir una sonrisa cuando no la tenía.

Ambos sabíamos y sabemos que no funcionará jamás. Somos distintos, tal vez demasiado. Ahora te desconozco. Comprendí que nada permanece igual, que todo está cambiando constantemente: el tiempo, los planes, los sueños. Hoy estamos y mañana tal vez no. Esa es la razón por la que decidí soltarte. Ahora vivo solamente por mí y estoy feliz. Ya no encuentro en tus ojos lo que vi la primera vez que nos miramos. El tiempo se detuvo y mi corazón supo que tu mirada se había impregnado en mi alma.

No existen muchas probabilidades de volver a estar juntos, ni siquiera de vernos. Sólo quiero que sepas que, ante todo lo que sucedió, me perdones si en algún momento te hice entrar en incertidumbre. Y yo también te perdono por todas las inseguridades que me generaste. No te diré que moría por ti, porque sigo viva. No te diré que no podía vivir sin ti, porque sí podía. Sencillamente es que no quería.

Habría deseado quererte en mi vida, darles forma a tantas emociones ocultas, haber liberado las mariposas al viento, pero el orgullo nos llevó por caminos diferentes convirtiéndonos en un sueño ácido. Y ahora apenas me queda la esperanza de poder volver amar con la misma intensidad con la que te amé a ti.

Sara.

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Por: William Martinez

Amor ¿Qué es el amor? La definición que intento darle al amor se me hace demasiado compleja, más aún cuando se trata de plasmar el amor en una carta. Me gustaría poder escribir una carta diciendo lo mucho que amo a mis padres, o el gran amor que siento por mi perrita; incluso, el amor que tengo por mis grandes amistades, pero… no me veo capaz de poder escribir una carta de amor cuando va dirigida a alguien, pero… llegó a mí una emoción fuerte para poder escribirte esto. Así que aquí estoy, escribiendo una carta de amor a la Soledad que me ha acompañado por siempre, a algo que ha sido capaz de hacerme dar cuenta de las cosas que me hacen mal, de todo lo bueno y lo malo que hago en mi vida, del reto diario de pulir mis habilidades mentales y físicas, y por eso, esta carta va para ti, Soledad aterradora, cálida y tan consoladora.

Cuando pienso en ti, me llegan muchas sensaciones, algunas de miedo y tristeza, incluso de pánico, pero nos conocemos hace mucho. Las personas piensan que eres mala. Tal vez tú seas la pesadilla de muchos, pero yo, desde niño, adolescente y joven, te supe entender, te supe amar. No soy una persona que le teme a la Soledad. Es más: utilizo nuestros momentos para volverlos más míos y así alejarme de todo, para no saber de nadie y solo enfocarme en mí. Incluso puede sonar narcisista, pero, en comparación con mucha gente de mi alrededor, he podido entenderlo, y por consiguiente, amarte.

Mi condición hace que mi cerebro vaya a mil por hora. Es algo complejo. No todos lo entienden, y tú, fría y única Soledad, haces que me sienta bien, haces que pueda pensar solo y con claridad. Te veo, te siento y no tengo miedo. Recuerdo mucho cuando decía que lo último que quería en mi vida era soledad, y vivir en la trágica monotonía de la vida, donde tuviera muchos amigos, viviera rodeado de mucho ruido, caos y fiesta, pero no. Llegaste y en el momento menos pensado cambiaste mi vida. Es curioso cómo a través de ti me conocí más, desarrollé carácter y comencé a crecer, y bueno, nuestra relación no es para nada tóxica. Es funcional al 100%. No nos vemos seguido. Después de un tiempo sé que nos volveremos a ver. Volveremos a estar juntos y el amor que te tengo posiblemente crezca cada vez más.  

William

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Mi querida Nana:

Me pregunto si me llevas en tus oraciones, como yo a ti.

Por: Jhair Hidalgo |Arte: María Paula Mejía

No seré breve. Me sigo preguntando cómo estarás. Seguramente tú me preguntarás también cómo estoy. Seguramente te diría bien, para evitar preocupaciones. Guardamos silencio. Me mirarás a los ojos y yo te confesaría que estos últimos días no han sido como me los imaginé. Las noches han sido negras, frías y solitarias, como son para mí las noches de agosto. Mi corazón se encuentra mal. En las madrugadas siempre me despierta agitado. Es una tristeza digna de salir por mis ojos. Pero no puede salir. Es como un día nublado cuando sientes su frío, su tempestad, pero no llueve. Simplemente es un día gris perla ¡Qué ironía! Yo queriendo aprender a llorar, y el brillo de las lágrimas de la lluvia de estrellas de San Lorenzo se ven desde mi ventana.

Nunca hubiera podido imaginar que mi cumpleaños fuera triste hasta que decidiste escribir esa línea en mi historia. Dime si recuerdas aquel 22 de mayo del 2014 cuando decoraste tu casa con globos y regalos y yo me encontraba celebrando en otro lado. Hasta que abrí la puerta y tú, junto a mi abuelito, me acompañaste a soplar la velita. Al mirar tus ojos este año pensé que el tiempo se acababa. Justo cuando soplé la vela, te ví como nunca y tus pupilas cafés opacadas con grises, así como al sol del verano le llega una nube de invierno. Aquella mirada me dijo a gritos que nuestro tiempo se está acabando. Ese día tuve la sensación de que me viste como me mirarías el último cumpleaños juntos.

¡Maldita sea la vida! Maldito sea el día en que te borré y te reconstruí en mi cabeza con la mirada de que ahora cada día que pasa te puedo perder. Te recuerdo con esa sonrisa enigmática y ese carisma que es difícil perder. A pesar de que has pasado más tiempo en este mundo sigues sonriendo. Eso me sorprende. Recuerdo tus burlas a la muerte. Eras la única que se reía en la sala. Tus alas están listas para volar pero yo sigo sin estar preparado para verte partir. Te recuerdo… te recuerdo… y sigo creando a tu lado más recuerdos.

Espero tenerte muchos años más. Espero conseguir un buen trabajo para llevarte a México porque sé cuánto lo amas. Espero llevarte a conocer a la virgen de Guadalupe y a visitar lugares que te recuerden las películas de Cantinflas que ves todas las tardes. Pero si no nos alcanza el tiempo, espero ser yo la persona que escriba en tu despedida. Espero escribirte la mejor carta que haya escrito en mi puta vida. Espero que me tiemble la voz así como me tiembla el cuerpo de solo pensar en tu velorio. 

Pero lo que más espero es crear una metáfora digna para ti, porque tú, abuelita, eres la mejor poesía que pude leer en mi vida. Te amo y ojalá tu historia no sea un punto final, sino unos largos puntos suspensivos. Solamente espero que exista aquel paraíso que tanto mencionas y poder acompañarte para volvernos a ver.

Jhair Hidalgo

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EL PASADO QUE VUELVE

Por: Christian Jojoa

Durante los últimos siete días mi mente ha estado inmersa en reflexiones profundas. A pesar de asistir a clases y entrenar en el gimnasio, una persona ha ocupado mis pensamientos, alguien que en mi mente parecía haber quedado en el pasado, pero que sorprendentemente volvió.

Cuando la vi sentí mucha ansiedad. Cuatro largos años han transcurrido desde la última vez que pude abrazarla. Recuerdo con claridad el último día que pasamos juntos sintiendo el afán en nuestros cuerpos por la posibilidad de perder el bus. En realidad, en lo profundo de mi ser, hubiera deseado que eso sucediera, así podría haber disfrutado unos minutos más a su lado. Ambos sabíamos que solo sería cuestión de semanas antes de volvernos a ver. Confiábamos en que todo estaría bien. Sin embargo, como suele ocurrir, todo llegó a su fin.

Su sonrisa ya no es la misma. Su esencia ha emergido en su esplendor haciéndome sentir que nunca la conocí ¿Dónde está mi niña? Quisiera saber qué pasó en su vida para que cambiara su forma de ser ¿Le harían daño? ¿Le hice daño? Tan solo sé la respuesta para la segunda pregunta. 

Desde que nos vimos, hemos podido llevar la amistad que teníamos antes de formar una relación. Ahora hablamos, pero ya no es el amor de mi vida como hace unos años.  Me muero de ganas por decirle que la amo, pero no lo hago. Veo que es feliz, y me gusta saberlo. En el fondo, hubiera querido que sea feliz conmigo, pero en la vida las cosas no siempre pasan como uno quiere.

Christian.