Comunicación Social | Universidad Mariana | ISSN- 2981-3832
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Los colores que transmite Sabina Bolaños
Los colores que transmite Sabina Bolaños
 

 

Por: Tania Valentina Rincón Villota

 

Arte: Claudia Sofia Rosales Nazate

 

21 de sept de 2023

 

Nos encontramos con Sabina frente al histórico Centro Comercial Bomboná de la ciudad de Pasto. Se encontraba junto al Colectivo Antropomorfa y las mujeres de su escuela de participación artística ciudadana, llenando de color las blancas paredes del edificio de la Casa de Justicia. En medio de las pinturas, los aerosoles y la música de fondo que siempre  acompañan sus palabras, compartimos con ella un momento y tuvimos una amena conversación. Así pudimos conocer algunas cosas sobre ella y sobre su amor al arte urbano.

 

 

Sabina Bolaños pintando en la Casa de la Justicia

 

Foto: Claudia Rosales

 

«Estudié Diseño Visual en la Universidad de Caldas en Manizales (…) Ejerzo como Diseñadora Visual pintando murales, también hago ilustración, hago diseño gráfico, diseño de escenografía, pero lo que más más me gusta hacer son murales, arte urbano, grafiti», nos dijo Sabina.

También nos contó que desde muy pequeña se interesó por el arte. Una tía suya tenía un jardín infantil y la llevaba a que le ayude a hacer los dibujos en ese lugar. Allí, veían libros, cuentos y personajes y los pintaban en la pared. Luego, en un viaje que hizo a Bogotá, vio que había un montón de grafitis y quiso que en Pasto, su ciudad, también los tuviera porque hasta ese tiempo, no había tantos “¡Entonces, para que esto sucediera, pensé que tenía que también empezar a hacerlo!», contó Sabina.

Además, Sabina creció en un ambiente rodeada de teatro. Su madre y su padre fundaron el Aleph Teatro y fueron sus primeros formadores, mentores y guías en su vida. En ese contexto, se encontró con artistas de distintas partes del mundo. Eso también la motivó. Mientras veía las historias, los escenarios y los trajes del teatro, sentía algo de magia.

 

Los proyectos de Sabina involucran a la comunidad y brindan un espacio distinto de expresión, convivencia y sanación. A ella le gusta mucho el muralismo comunitario. En proyectos como el de San Luis y el de San Sebastián, la comunidad aportó en la creación del concepto. “Ha habido otros momentos. Hubo una oportunidad en Quibdó donde pintamos una escuelita y todos los estudiantes y las estudiantes ayudaron a pintar. Eran más de 150 personas pintando un mural. Fue una experiencia muy bacana”, dijo Sabina.

 

La conocimos en el último taller de arte que brindó la Escuela de Participación +Paz+Arte+Cultura. Estaba como invitada y orientadora.

 

 

Sabina Bolaños en entrevista

 

Foto: Claudia Rosales

 

¿Cómo te vinculaste con la Fundación Antropomorfa?, le preguntamos. “Con Nata Cáceres, directora de la Fundación, somos amigas desde que somos guagüitas y nos hemos encontrado en diferentes procesos y compartimos distintos escenarios. Ya habíamos hecho un taller juntas hace 2 o 3 años con mujeres artistas también de muralismo y Nata me invitó a que lo repliquemos aquí en su escuela”, dijo Sabina.
El rol como mujer en la escena del grafiti en Pasto es muy importante para Sabina. Cuando se lo preguntamos, se quedó pensando un momento y con algo de nostalgia nos dijo que no entendía la poca participación femenina en el arte urbano. «Es un espacio muy posible para las mujeres. A pesar de las dificultades y el temor que puede haber desde la vulnerabilidad en algunas situaciones y la inseguridad en general, siempre es posible cargarse de valentía y saber que todo es posible y que podemos estar aquí y en otros los escenarios», dijo Sabina.

 

La conciencia de Sabina sobre la naturaleza está ligada a lo que intenta trasmitir con sus murales. Le gusta mucho pintar plantas, animales, “agüita”, como ella dice. “Me gusta mucho pintar arqueología para recordar a nuestros ancestros y al pensamiento indígena o nativo, por decirlo así, que conserva siempre la naturaleza intacta”, dice Sabina.

 

¿Cómo te vinculaste con la Fundación Antropomorfa?, le preguntamos. “Con Nata Cáceres, directora de la Fundación, somos amigas desde que somos guagüitas y nos hemos encontrado en diferentes procesos y compartimos distintos escenarios. Ya habíamos hecho un taller juntas hace 2 o 3 años con mujeres artistas también de muralismo y Nata me invitó a que lo repliquemos aquí en su escuela”, dijo Sabina.

El rol como mujer en la escena del grafiti en Pasto es muy importante para Sabina. Cuando se lo preguntamos, se quedó pensando un momento y con algo de nostalgia nos dijo que no entendía la poca participación femenina en el arte urbano. «Es un espacio muy posible para las mujeres. A pesar de las dificultades y el temor que puede haber desde la vulnerabilidad en algunas situaciones y la inseguridad en general, siempre es posible cargarse de valentía y saber que todo es posible y que podemos estar aquí y en otros los escenarios», dijo Sabina.

Los proyectos de Sabina involucran a la comunidad y brindan un espacio distinto de expresión, convivencia y sanación. A ella le gusta mucho el muralismo comunitario. En proyectos como el de San Luis y el de San Sebastián, la comunidad aportó en la creación del concepto. “Ha habido otros momentos. Hubo una oportunidad en Quibdó donde pintamos una escuelita y todos los estudiantes y las estudiantes ayudaron a pintar. Eran más de 150 personas pintando un mural. Fue una experiencia muy bacana”, dijo Sabina.

Actualmente, Sabina trabaja con el colectivo Colorama. Junto con otros integrantes están realizando muralismo comunitario en las torres de San Luis y San Sebastián en la comuna 10 de la ciudad de Pasto. “Después de los talleres en los que dialogamos acerca de diversos temas como la historia de la violencia que estas personas han pasado, los temas de la verdad, de la sanación, de su misma memoria, entonces a través de estos diálogos estas personas proponen el concepto para ser plasmado en los murales”, dijo Sabina. Las situaciones difíciles de migración y desplazamiento que esas personas han tenido que vivir en Pasto son una de las motivaciones importantes para trabajar con ellas. “En esos barrios agradecen mucho este tipo de trabajos artísticos. Incluso, en ese proceso pueden hacer un tipo de catarsis de su situación y de lo que ha pasado por medio del arte”, dijo Sabina.

En las torres de San Luis y San Sebastián Sabina y sus compañeros quieren exponer obras realizadas con diferentes técnicas. La idea es hacer algo como una galería abierta de diferentes artistas invitados. Estas obras siempre son un reto, sobre todo cuando tienen que enfrentarse a realizar sus obras en edificios de 15 metros de alto por 7 de ancho. Se trataría de murales muy grandes. Para el próximo proyecto quieren invitar a una mujer artista a nivel nacional para que venga a Pasto a hacer los talleres y a trabajar con las personas.

Pero así como Sabina ha tenido que enfrentar algunas dificultades, también ha habido momentos en que su dedicación al arte le ha dado alegrías. “El hecho de que me inviten a pintar a otras ciudades me genera mucha satisfacción. Conocer lugares increíbles, personas increíbles. Eso te lo da la pintura. Es como si los colores me llevaran a viajar. Eso es lo que más agradezco”, dijo Sabina.

Cuenta Sabina que hace un tiempo, pintó un mural muy importante, pero utilizó un referente de internet. Pese a que era una obra suya en general, el hecho de usar el referente de una obra de otra persona la puso a pensar. En un momento se arrepintió de haberlo hecho y decidió que en adelante haría solo obras propias. “Si somos creadoras tenemos que ser fieles a nosotras mismas, creer en nuestra creación, en nuestra imaginación. Usar referentes propios, tomar fotografías y buscar inspiración en otras obras, pero sin copiarlas”, dijo Sabina.

Los murales, entre otras cosas, también le han servido a Sabina para pensar su relación con el mundo y con la naturaleza. Por eso le gustan mucho los murales, porque según ella, verlos en la calle le devuelve a la vista la organicidad de la vida.

Así, piensa también en su cuerpo, en ese conjunto de líneas orgánicas que lo componen. Piensa en la ausencia de líneas rectas, en su cuerpo y en la naturaleza: en los bosques, en la selva. “Todos son líneas orgánicas, colores diferentes. Pero lo que la ciudad nos impone son puras líneas rectas, puros ángulos, concreto. Los edificios, las calles, todo muy recto, muy cuadriculado. Y ver esto es como un respiro, volver a ver figuras orgánicas, cosas que van surgiendo, como las calles vivas”, dijo Sabina.

Aunque parezca obvio su interés por el arte, cada vez que habla, Sabina siempre le va sumando detalles a su relación con el arte. “Es súper importante. El arte me parece como un respiro. Esa capacidad de creer en nuestras creaciones, de creer y de crear. Es como un respiro para el alma, para el espíritu. Poder liberarse a través de la expresión. Además, me parece que es un derecho: el derecho al arte”, dijo Sabina.

Actualmente está retomando una idea que ha tenido siempre. Se trata de hacer productos gráficos: accesorios, incluso vestuario con materiales reciclados. También le interesan las intervenciones con pintura en prendas como chaquetas de jean, pantalones. Quiere ver sus ilustraciones en productos como billeteras hechas con tetra pack. Quiere seguir pintando, viajando con sus pinturas, seguir estudiando y aprendiendo mucho”, dijo Sabina.

Mientras nos despedimos nos comparte casi una consigna que nos queda sonando mucho. Que hay que agarrarse del arte, nos dijo. Que no importaba si éramos médicas, o abogadas, o inclusive militares, o policías. Que nos agarremos del arte, nos dijo, porque “las artes son unas grandes aliadas para hacer la vida más amena y llevadera”.